“La Final (caos en Wembley)” es un documental recientemente estrenado en Netflix. El filme muestra los graves incidentes que se registraron en Inglaterra en junio de 2021, cuando fanáticos provocaron serios incidentes el día que se disputó la final de la Eurocopa entre el seleccionados anfitrión e Italia. Miles de hinchas destrozaron el “Templo del Fútbol”, en el afán de ser testigos de lo que podría haber sido el primer éxito luego de 55 años para el seleccionado local. En las imágenes, el espectador puede observar una y otra vez cómo los funcionarios y los organizadores cruzaban los dedos para que Inglaterra perdiera la final y así evitar que los incidentes fueran aún mayores, lo que finalmente sucedió.
Sociólogos, politólogos, dirigentes y público en general analizaron en este documental cuál podría haber sido el origen de este grave episodio. Los ingleses forman parte de una sociedad que les rinde culto a las normas y a las buenas costumbres. Llegaron a la conclusión de que la combinación de los nefastos efectos de la pandemia y el uso de las redes sociales podría haber sido la mecha que hizo estallar una bomba. No hubo críticas para las autoridades que sancionaron a los responsables de haberse “colado” al mítico estadio ni a los castigos ejemplificadores. Los funcionarios notaron cada una de las fallas que consideraron que se habían cometido y las corrigieron para que nunca más suceda lo mismo.
Tucumán está a miles de kilómetros de Londres, pero también vivió una situación similar: estudiantes secundarios realizaban convocatorias en las redes sociales para pelearse en el centro. El gobernador Osvaldo Jaldo firmó un decreto en el que establecía severas sanciones para los que generaran o protagonizaran peleas. La medida recibió apoyo en los foros y en las redes sociales, pero también cosechó críticas porque la iniciativa violaba varios derechos.
El mensaje fue claro: entre el domingo y ayer se realizaron varios allanamientos en diferentes puntos de la provincia. Los investigadores secuestraron celulares, para analizar y tratar de sumar indicios en contra de cuatro sospechosos, tres mayores y un menor de edad.
Recuerdos
Las peleas, cuyas imágenes fueron viralizadas en todo el país, se registraron un año después de que los adolescentes pusieran a la ciudad a sus pies por las amenazas de bomba en los colegios. La “moda” de aquellos ataques intimidatorios comenzó en abril de 2023 y finalizó en agosto (cinco meses con un paréntesis en el receso escolar de julio), luego de que el Ministerio Público Fiscal comenzara a realizar allanamientos y a detener a los presuntos autores. En esos días también estalló una polémica. Varios especialistas cuestionaron la medida, al considerar que se estaba avanzando en contra de los derechos de las personas. Más allá de las discusiones, lo único cierto es que así se puso fin a esa ola de ataques.
Pocos saben cómo fue la persecución penal de esos casos. Se abrieron más de 100 expedientes en el MPF y hasta el momento han cerrado menos de 20. La demora tiene que ver con la conducta de los acusados, ya que pocos reconocieron ser los autores de los ataques. La mayoría de los condenados fueron padres que jamás señalaron a sus hijos como los autores de los mensajes y hasta aceptaron recibir penas condicionales para protegerlos. Los jóvenes que cerraron acuerdos, aceptaron realizar tareas comunitarias y pagar una reparación económica por los inconvenientes generados.
También hubo un caso particular. La jueza de Niños, Niñas y Adolescentes Elizabeth Raddi se opuso a cerrar una causa iniciada contra una adolescente que envió una amenaza al establecimiento educativo. Dispuso que a la acusada se la someta a un estudio psicológico y otras medidas, para determinar algunas cuestiones de su conducta y recién ahí definir cuáles serán los pasos a seguir.
Una moda
Laura y Camila desafiaron el cerrojo policial del viernes para ver “qué onda” en la plaza Independencia. Ellas reconocieron formar parte de “Puteríos Tucumán”, uno de los grupos de WhatsApp que crearon los adolescentes tucumanos para difundir imágenes de peleas o los lugares donde se tomarían a golpes. “Había de todo. Cosas que son ciertas y otras no. Nadie dijo que algún desubicado subía imágenes íntimas de cualquier chica. Eso también está mal”, dijo Laura. “Lo que pasa es que ‘hacerse el malo’ está de moda. Los ‘changos’ creen que peleándose o robando cosas, como celulares en las fiestas, se sienten más atractivos. Pero sí, hoy ser violento paga más”, agregó la otra adolescente.
¿La violencia entre jóvenes ahora está de moda? No, siempre existió. “Fondo blanco”, “La banda del Quiosquito”, “Los dekanitos” y “La banda del Portón” fueron grupos que dieron que hablar en los últimos 30 años. “Éramos distintos. Peleábamos por estupideces, pero no andábamos generando problemas todo el tiempo. Creo que el uso de las redes sociales fomenta todo esto”, dijo Mauro G., ex integrante de uno de esas bandas que se arrepiente de ese pasado. “Al principio todo estaba bien, pero después quedamos marcados para siempre. De mí nadie se acuerda por haber sido un buen jugador de rugby, sino por las peleas que protagonicé”, explicó el ahora ingeniero.
“Es alarmante ver cómo se normaliza y se excusa la violencia, especialmente cuando es protagonizada por una figura pública, detrás del rating. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿hasta qué punto se retroalimentan estas actitudes extremas en la sociedad? ¿Cuál es el límite en un reality?”, escribió Alejandra Casas Cau en LA GACETA al analizar la “estrategia” de Juliana “Furia” Scaglione, la gran candidata a ganar Gran Hermano 2024. Vale la pena aclarar que este es el programa más visto por los adolescentes en todo el país.
Sería una irresponsabilidad señalar a un programa televisivo por esta escalada de violencia. Sí hay que entender que los adolescentes siguen los ejemplos de los adultos que, en los últimos tiempos, no son buenos. Dirigentes peleándose y degradándose en vivo, enfrentamientos entre conductores por una infracción de tránsito y automovilistas agrediendo a personal de la Municipalidad para evitar ser controlados son algunas de las situaciones que maman casi a diario. Otro dato: en lo que va del año, en nuestra provincia se registraron 25 homicidios, de los cuales 12 fueron consecuencias de conflictos entre vecinos.
El viernes, para evitar nuevas peleas, la Policía movilizó 500 efectivos. Eso significa que al menos 250 manzanas no tuvieron cobertura, si se tiene en cuenta que se necesitan dos policías por manzana para realizar esta tarea. Lo mismo sucedió el año pasado cuando la fuerza iba de un lado a otro atendiendo las llamadas de amenazas. Esta moda de generar caos en la capital dejó de ser una “broma”; es una cuestión que afecta a muchos tucumanos.